Se conoce como “fracking” o “fractura hidráulica”, al método de extracción en el que se procura perforar de manera vertical u horizontal el suelo para rellenar con cemento y generar una especie de cámara, en la que se pueda verter una mezcla de químicos y agua, con el fin de extraer a presión el gas natural y el crudo que están presentes en el subsuelo.

El fracking es una práctica que está relacionada con el aumento en la productividad de los pozos petroleros alrededor del mundo; y por ende, con el crecimiento económico de las naciones en las que se realiza. Sin embargo, es una industria que causa controversia por la posible relación con movimientos telúricos, contaminación atmosférica, desgaste de recursos y enfermedades degenerativas en aquellos que están cerca a los pozos de explotación; además, sus más activos detractores aseguran que las cifras con las que se expone el fracking como una práctica de fortalecimiento industrial y económico, han sido elevadas a conveniencia del sector.

¿Cómo se ve el fracking en el contexto nacional?

En Colombia se empezó a hablar del fracking desde el año 2012, cuando se trató el tema de extracciones y explotación no convencional para los recursos dentro de los diferentes tipos de minería presentes en el país, para este caso, la extracción del crudo debió ser un tema obligado para debatir, teniendo en cuenta la creciente reserva de petróleo en el mercado internacional y la tendencia al alza en su precio.

Además, se evaluó la calidad del suelo y la cantidad de afluentes subterráneos, alertando sobre la posibilidad de atentar contra la reserva de este líquido, debido al desgaste que significa el agua a presión dentro de la estructura y una mala recolección y tratamiento del insumo principal de la extracción.

Se debe tener en cuenta, que cuando hablamos de perforación y de la fabricación de túneles de concreto para el control del fluido, no se cuenta con la profundidad a la que se encontrará el crudo para su extracción, ni con la posible fractura de la tierra alrededor y la contaminación del agua en el subsuelo por el flujo del material utilizado para el fracking.

El gobierno nacional ha vivido un cambio ideológico

La fractura hidráulica se vio en un principio como una práctica no recomendada y se planteó la posibilidad de desecharla o de hacerla de manera controlada, evaluando los siguientes puntos: las posibles fallas en la estructura, el desperdicio de agua y su nulo porcentaje de recuperación después de usarse en el fracking, los recursos hídricos presentes en el subsuelo y el riesgo de deforestación que representa para la protección de la fauna nacional.

Pero el mundo avanza y con él la tecnología y las legislaciones. El gobierno nacional cambia, y sus intereses también; para la actualidad se plantea el fracking como una alternativa segura y sostenible para la explotación de recursos y el aumento en la competitividad del país a nivel internacional, tanto en comercialización como en reserva del crudo y de gas natural, favoreciendo el incremento de los recursos en el sector petrolero, un crecimiento en la economía y la reducción progresiva de la tasa de desempleo.

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